Viajé al norte de la India en 2000 y 2001 para visitar una ciudad al norte llamada Mussoorie. Estaba realizando una encuesta sobre tuberculosis en un valle vecino a través de un hospital misionero local para mi programa de salud pública de Hopkins. Para llegar allí, volé a Delhi en ambas ocasiones. Cada vez, me quedaba un día en el camino de ida y en el de regreso a Delhi. Lo que más recuerdo de mis visitas fue la mala calidad del aire y cómo había bolsas de plástico desechadas por todos lados.
En aquella época, los automóviles todavía utilizaban gasolina con plomo, que estaba prohibida en Estados Unidos veinte años antes. Además, con la enorme población, la eliminación de basura era logísticamente imposible, por lo que la gente quemaba continuamente su basura. Esto incluyó quemar las bolsas de plástico usadas. Estos contaminantes del aire resultaron en la infame experiencia de tener continuamente mocos negros y ardor en los pulmones. De hecho, se sabe que la contaminación del aire y el smog de Delhi son quizás los peores del mundo. Ambos viajes me dejaron lidiando con meses de asma inducida por la contaminación después de regresar a casa.
Hoy en día, la preocupación por los plásticos en los pulmones no está relegada sólo a Delhi, India. Un estudio publicado en marzo de 2022 por investigadores del Reino Unido encontró 39 microplásticos diferentes en los pulmones humanos. Los microplásticos son trozos de plástico de alrededor de 10 um (es decir, 100 veces más pequeños que un milímetro) que han logrado permear nuestro medio ambiente: desde el agua que bebemos hasta los cuerpos de agua en los que nadamos y el aire que respiramos.
Alrededor del 18% de los plásticos encontrados en los pulmones eran ftalatos. Los ftalatos se conocen como productos químicos plastificantes, un grupo de productos químicos que se añaden a los plásticos para impartirles flexibilidad, maleabilidad y elasticidad. Los ftalatos son líquidos aceitosos, incoloros e inodoros que se encuentran en el 70% de todos los plásticos en los EE. UU. y se sabe que son altamente susceptibles a la lixiviación.
Otros estudios han encontrado que los ftalatos se filtran en el agua embotellada, lo cual es importante debido a sus propiedades antiandrogénicas o bloqueadoras de testosterona.
¿Entonces, qué podemos hacer?
Me alegra que hayas preguntado.
Pero recientemente quedé literalmente impresionado por un estudio de 2020 que analiza cómo el sulforafano puede bloquear los efectos negativos de los plásticos. Se determinó que los plásticos interactúan con 111 genes comúnmente relacionados con el carcinoma hepatocelular (CHC). Se descubrió que el sulforafano contrarresta el impacto negativo de los plásticos en catorce de estos genes. Un punto importante es que todo esto se encontró examinando bases de datos genéticas y determinando interacciones.
Entonces, si bien el impacto positivo del sulforafano en 14 de 111 genes no es la “solución milagrosa”, es un comienzo para abordar un problema importante que enfrentamos en nuestra sociedad.
Actualmente tenemos una oferta de sulforafano BrocElite, que puede aprovechar aquí .
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Well, if this isn’t some good news!! Thanks for your continued diligence to helping us all try to figure out life.