De todo lo que me apasiona, este tema está en lo más alto de la lista. Y es que, incluso cuando crees que estás haciendo todo lo posible por cuidar tu alimentación y controlar tu glucosa, el complejo industrial alimentario puede estar saboteando tus esfuerzos.
Me frustra constantemente el hecho de que esconden ingredientes dañinos en los alimentos procesados… todo por ganancias.
Aquí te comparto 7 ingredientes que aumentan el riesgo de picos de glucosa. ¿Cuál crees que me faltó?
1. Jarabe de Maíz de Alta Fructosa (HFCS)
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Escondidos en: refrescos, condimentos, aderezos para ensaladas, cereales, barras de snacks.
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Riesgos: El HFCS está hecho de maíz genéticamente modificado (GMO), rociado con glifosato (RoundUp). Su consumo está fuertemente vinculado a la resistencia a la insulina, acumulación de grasa visceral y metabolismo de la glucosa deteriorado. Como la fructosa se metaboliza principalmente en el hígado, su exceso aumenta la producción de grasa (lipogénesis), los triglicéridos y puede derivar en enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD). Todo esto reduce la sensibilidad a la insulina y eleva el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
2. Aceites Vegetales Refinados (soya, maíz, canola)
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Escondidos en: aderezos, mayonesa, snacks procesados, comidas de restaurante.
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Riesgos: Al igual que el HFCS, estos aceites son genéticamente modificados. Además, son ricos en ácidos grasos omega-6; al estar presentes en la mayoría de alimentos procesados, la proporción promedio omega-6:omega-3 es de 16:1. El glifosato combinado con este desequilibrio promueve inflamación crónica, lo que empeora indirectamente la sensibilidad a la insulina.
3. Endulzantes Artificiales (sucralosa, aspartame, sacarina)
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Escondidos en: refrescos light, productos “sin azúcar”, proteínas en polvo, chicles.
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Riesgos: Si estás leyendo esto, probablemente ya sabes que estos endulzantes no son buenos para ti. Pero, ¿por qué? Aunque no tienen calorías, alteran la microbiota intestinal, afectando negativamente la salud metabólica. Estudios muestran que su consumo regular cambia el equilibrio bacteriano en el intestino, lo que conduce a intolerancia a la glucosa y resistencia a la insulina. Además, pueden confundir las señales metabólicas y aumentar los antojos por alimentos azucarados o calóricos, promoviendo así el aumento de peso y disfunción metabólica.
4. Concentrados de Jugo de Fruta
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Escondidos en: barras de cereal, yogures, snacks infantiles, jugos o smoothies “saludables”.
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Riesgos: ¿La fruta es buena, cierto? Sí, pero los concentrados de jugo, aunque suenan naturales, son fuentes densas de azúcar sin la fibra de la fruta. El consumo de fructosa y glucosa concentradas causa picos de glucosa rápidos e intensos, lo que estimula una liberación excesiva de insulina. El consumo crónico promueve resistencia a la insulina, obesidad y señales de apetito desreguladas, aumentando el riesgo de enfermedades metabólicas y cardiovasculares.
5. Maltodextrina
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Escondidos en: barras de proteína, alimentos procesados, malteadas que fungen como sustitutos de comida, suplementos nutricionales.
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Riesgos: La maltodextrina es un carbohidrato ultraprocesado con un índice glucémico muy alto (incluso mayor que el del azúcar de mesa). Se absorbe rápidamente, generando picos abruptos de glucosa en sangre. Su uso frecuente puede causar resistencia a la insulina, más hambre y antojos, y un mayor riesgo de síndrome metabólico y diabetes.
6. Carragenina
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Escondidos en: leches vegetales (almendra, coco), cremas no lácteas, helados.
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Riesgos: La carragenina, un espesante derivado de algas, se asocia con inflamación intestinal e irritación digestiva. Estudios en animales indican que puede inducir inflamación en el revestimiento intestinal, alterando la barrera gastrointestinal (también llamada “intestino permeable”). Esta inflamación puede desencadenar respuestas inflamatorias sistémicas, afectando negativamente el metabolismo de la glucosa y la sensibilidad a la insulina, y aumentando el riesgo de enfermedades metabólicas.
7. Néctar de Agave
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Escondidos en: endulzantes “naturales” y snacks o barras supuestamente saludables.
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Riesgos: Por último, pero no menos importante, el néctar de agave suele venderse como una alternativa saludable al azúcar, pero está compuesto principalmente por fructosa (hasta un 90%). Esto es un problema, ya que el exceso de fructosa evita las rutas normales del metabolismo de la glucosa y sobrecarga el hígado, promoviendo la síntesis de triglicéridos y la resistencia a la insulina. Su uso frecuente aumenta el riesgo de hígado graso, obesidad, síndrome metabólico y diabetes tipo 2.
2 Comment
I thought Agave Nectar was low on the glycemic index. It shows to have a glycemic index of 15.
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BrocElite replied:
Great question. Agave is up to 90% fructose, far higher than high-fructose corn syrup (55%). Fructose is processed in the liver, where excess amounts are converted to fat, leading to insulin resistance, fatty liver, obesity, and metabolic syndrome. It’s also linked to increased visceral fat and higher fasting blood sugar. Despite its low glycemic index, agave stresses the liver, promotes inflammation, and worsens the body’s ability to manage glucose. High fructose intake boosts production of AGEs (advanced glycation end products), raises uric acid levels (increasing inflammation and blood pressure), and damages mitochondria, impairing energy metabolism.
Is it better to use cane sugar instead of sugar substitutes?
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BrocElite replied:
While most sugar substitutes are not good for the body, we do use stevia and trehalose within reason. If we do want to bake with sugar, we would choose organic cane sugar or maple syrup and use BerbElite and a little burst of exercise (like a 10 min walk) to curb any blood sugar spike.